Desde Territorio Delicias queremos expresar nuestra repulsa hacia la condena de 3 años y 6 meses impuesta por la Audiencia Nacional al compañero rapero Josep Valtònyc, por el simple hecho de hacer canciones. Esta condena supone un ataque intolerable contra la libertad de expresión, ataque perpetrado por el digno sucesor del Tribunal de Orden Público de la dictadura franquista, que ya en su día se encargaba de represaliar a la disidencia política.
Este ataque directo a la libertad de expresión pretende intentar que no se denuncie la realidad social en la que vivimos. Desde Territorio Delicias nos unimos a la campaña de apoyo y exigimos la absolución de Josep Valtònyc.
Desde que en 2011 ETA cesó su actividad, se han quintuplicado los casos por enaltecimiento del terrorismo, y vemos cómo cada vez más personas del ámbito cultural son detenidas por sus producciones artísticas o comentarios en redes sociales. Strawberry de Def conDos, Facu Diaz, Pablo Hasel, los integrantes de la compañía Títeres desde abajo o Ciniko son algunos de los encausados. Cualquiera de las expresiones que trasgredan el orden y la lógica de las instituciones es objeto de persecución y criminalización. Pero la cultura es precisamente eso. En palabras del propio Valtonyc la música tiene que servir para algo más que mover el culo. Tiene que tener una denuncia, un mensaje reivindicativo.
Este ataque directo a la libertad de expresión pretende intentar que no se denuncie la realidad social en la que vivimos. Desde Territorio Delicias nos unimos a la campaña de apoyo y exigimos la absolución de Josep Valtònyc.
Desde que en 2011 ETA cesó su actividad, se han quintuplicado los casos por enaltecimiento del terrorismo, y vemos cómo cada vez más personas del ámbito cultural son detenidas por sus producciones artísticas o comentarios en redes sociales. Strawberry de Def conDos, Facu Diaz, Pablo Hasel, los integrantes de la compañía Títeres desde abajo o Ciniko son algunos de los encausados. Cualquiera de las expresiones que trasgredan el orden y la lógica de las instituciones es objeto de persecución y criminalización. Pero la cultura es precisamente eso. En palabras del propio Valtonyc la música tiene que servir para algo más que mover el culo. Tiene que tener una denuncia, un mensaje reivindicativo.
Desde diversas instituciones judiciales y gubernamentales se está desarrollando una estrategia progresiva de criminalización del ejercicio de la libertad de expresión. Las últimas reformas penales, llenas de conceptos jurídicos indeterminados, dan rienda suelta a los ya manidos injurias contra corona y enaltecimiento del terrorismo para que puedan ser empleados a conveniencia por el estado y sus instituciones. Tampoco es casual que se haya aumentado la pena por el delito de enaltecimiento de dos a tres años. Lo justo para rebasar la frontera del ingreso en prisión.
