Condenados a tres años y un día por "un delito contra los derechos de
los trabajadores", han recibido la noticia durante una visita al
Defensor del Pueblo para contarle su caso.
Carlos y Carmen acaban de recibir la comunicación del
juzgado que ordena su inmediato ingreso en prisión este mismo miércoles.
Han conocido la noticia mientras estaban en la Oficina del Defensor del
Pueblo Andaluz, a la que venían para explicar su caso a Jesús Maeztu.
Así, empezarán a cumplir desde ya los tres años y un día a los que
fueron condenados hace un año por un juzgado de Granada y cuya condena ha sido ratificada hace apenas un mes por la Audiencia Provincial por
"un delito contra los derechos de los trabajadores". Como ellos
explican, por participar en un piquete durante la huelga general de
2012.
Carmen asegura a este diario que estaba
preparada: "He dejado una bolsa preparada con todo. Estoy animada y sé
que hay gente dentro de prisión que ya nos espera". Está animada por las
numerosas muestras de apoyo que han recibido a lo largo de estos meses:
manifestaciones, firmas en la red (unas 17.000), autoinculpaciones
("que es lo que hace la vieja escuela" de la protesta) y la próxima manifestación del 28 de junio convocada por Stop Represión. No obstante, esta organización está intentando retrasar lo más posible el ingreso en la cárcel de ambos.
Tras la reunión con el Defensor del Pueblo, Carmen y familiares de
Carlos han confirmado que seguirán "luchando" hasta "pedir el indulto si
es necesario". Maeztu les ha mostrado su apoyo por una sentencia que
entiende "desproporcionada", les ha asegurado que contactarán con la
Delegación del Gobierno y la Junta de Andalucía para explicarles la
situación y que se estudie el caso, y les ha trasladado que apoyarán una
peticion de indulto.
Aquel día
"Chapa y se acaba" fue uno de los muchos cánticos utilizados por los piquetes durante la huelga general del 29 de marzo de 2012 en Granada.
"Chapa" (es decir: baja la persiana, cierra el negocio) y "se acaba" la
protesta en tu local. Fue uno de los gritos que se escucharon nada más
comenzar oficialmente la jornada en un bar de la céntrica calle
Martínez Campos. Y también uno de los argumentos que han servido al
juez para que Carmen y Carlos hayan sido condenados.
Ellos formaban parte de aquel piquete que estaban "más de 200
personas", que trataron de hacer efectivas, desde el primer minuto, las
24 horas estipuladas de huelga general. También fueron dos de las
personas de un grupo más reducido (de medio centenar) que entraron en el
mencionado local, como ya habían hecho en otros, para intentar que los
dueños "se solidarizasen" con la protesta (marcada especialmente por
la recién aprobada reforma laboral).
En este caso,
sin embargo, la conversación con la propietaria del establecimiento se
alargó. " Ocurrió lo habitual en una protesta así", explican desde el
grupo Stop Represión del 15M de Granada, aglutinador del piquete:
"Cánticos, pegatinas, ruido. Chapa y se acaba". También una pintada
en el interior del bar. Pero el diálogo con la dueña y varios de los
presentes allí, conocidos de ella, fue tenso desde el principio,
insultos mediante. La propietaria, nerviosa, acabó llamando a la
policía (si bien los dos agentes que acompañaban al piquete desde el
principio de la marcha no consideraron pertinente intervenir en ningún
momento). El grupo fue abandonando el local, pero varios de los
manifestantes se quedaron allí, dóciles, esperando a que entraran los
agentes para proceder a su identificación. Carmen entre ellos, y cuenta
que "al entrar" les pidieron los carnés de identidad "de manera
aleatoria".
El local siguió abierto, el piquete
continuó su recorrido sin más incidentes… Pero al día siguiente la
dueña del bar interpuso una denuncia por daños en el mobiliario.
Entonces llegó la "sorpresa", explica Carlos: "Recibir la denuncia,
llamarnos a declarar… y el resultado del juicio", un año después de
aquel día de huelga.
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