martes, 29 de noviembre de 2011

¡Que les entreguen a ellos la factura!


Hay autonomías en las que se está entregando, o se va a entregar, una factura "informativa" del coste que ha supuesto nuestra visita al médico, de la asistencia que recibamos en Urgencias, de la intervención quirúrgica que hemos sufrido o de cualquier otro gasto que ocasionemos por ponernos enfermos. Naturalmente, me estoy refiriendo a la sanidad pública.
Lo hacen, o lo van a hacer, con la "sana" intención de que tomemos conciencia de lo que cuesta atendernos, aunque seamos nosotros mismos, con nuestros impuestos y cotizaciones los que lo pagamos.
El club al que pertenecemos, y que mantenemos con nuestras cuotas, nos cobra, además por usar el gimnasio, la piscina, el vestuario, los aseos, .....
(Si el servicio o el estado de bienestar es deficitario, o si debe o no continuar siendolo, dependerá del listón que nos fijemos y de la cuantía impositiva por recaudar. ¡No de la buena voluntad política!


Propongo que cada vez que el rey, el presidente del gobierno, el ministro, el presidente de comunidad autónoma, el diputado, el senador, el presidente de la diputación, el alcalde, el general, coronel, teniente, los altos cargos de empresas públicas, etc. etc. etc, se suban a su coche oficial, se les entregue la factura.
Cuando visiten obras para inaugurarlas, hospitales, centros de mayores o colegios, engalanados especialmente para su visita, que les entreguen la factura.
Cuando asistan a la multitud de fiestas, recepciones, comilonas, que se organizan por cualquier cosa, que les entreguen la factura.
Cuando se suban en trenes o aviones para viajar en clase especial, que le entreguen la factura.
Cuando hagan un buzoneo a cargo público para felicitar la navidad, o en campaña, que les entreguen la factura.
Cuando vivan en casas a cargo del estado, que les entreguen la factura.

Cuando compren en el economato, o les entreguen el uniforme o el traje o el "mono", que les entreguen la factura de la diferencia entre lo que pagan y lo que cuesta.
Cada vez que utilicen el teléfono (el único autenticamente público, pero que llevan en su bolsillo y no me lo dejan), enciendan la luz, se laven, cocinen, etc..., que les entreguen la factura.
Todo ello, claro, con la única sana y noble intención de que "tomen conciencia" de lo
que nos cuesta a todos los ciudadanos mantenerles.

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